Día 3. Murallas de Esmelle

El gran poeta griego Homero describió Troya como una ciudad de murallas robustas, fuertes y escarpadas. Debieron de ser extraordinariamente sólidas para haber resistido un asedio de diez años. Otras murallas célebres son las de Babilonia, que están entre las siete maravillas del mundo antiguo. Las comunidades del pasado dedicaron grandes esfuerzos a protegerse del exterior levantando imponentes muros defensivos.

El castro de Esmelle no es una excepción. Gracias al desbroce de la vegetación, en estos primeros días de trabajo en el yacimiento, hemos podido localizar algunos tramos de los tres recintos que protegían el castro. Del muro que defendía la croa tenemos localizado un trozo, cerca de la puerta principal, cuya altura de conservación actual estimada es de nada menos que ¡4 metros! Y del anillo defensivo intermedio se ha identificado otro fragmento de muro de unos 3,50 metro de ancho. Es evidente que Tralocastro no es ni Troya ni Babilonia, pero sus pétreas murallas también debieron de ser impresionantes, a juzgar por su excelente estado de conservación. Son las robustas y escarpadas “Murallas de Esmelle”, que en próximas campañas habrá que sacar a la luz.

Y para contribuir a desentrañar un poco más lo que encierra el subsuelo del yacimiento, hoy hemos contado con la colaboración de Carlos Otero y María G. Faro que han realizado una prospección geofísica en un barrio del castro. Se trata de una técnica no destructiva que podrá aportar nuevos datos sobre el urbanismo del enclave y que ayudará a planificar mejor nuestro trabajo futuro.

¡Hasta mañana!

Tramo de la muralla de la croa del castro, visible en superficie. Foto: E. Taboada.

María G. Faro realizando hoy la prospección geofísica en el castro. Foto: E. Taboada.

Siguiente
Siguiente

Día 2. Platón y el círculo