Castro de Esmelle: día 5

Vista de pájaro de un momento de la excavación. Foto: Eloy Taboada.

Ferrol, 8.45 h. Un día más Juan me recoge cerca de casa para dirigirnos en coche a Tralocastro. El día está gris y llueve de forma suave, pero persistente. La conversación versa, inevitablemente, sobre el tiempo y sobre cuál es la mejor ruta para llegar al castro de Esmelle. La imagen del valle es de gran belleza, envuelta hoy en una niebla que roza lo mágico. Es Galicia en estado puro.

El agua que cae no desanima al equipo, que inicia las tareas de forma puntual. La historia, delimitada por una cuadrícula de 8 por 4.5 m, nos espera un día más. Pese a la lluvia, el trabajo es intenso. Excavamos en los cuatro espacios definidos por los distintos muros de piedra documentados. Uno de ellos nos resulta singular y enigmático. Es el muro de “sector de círculo”. En una zona próxima a este, aparecen varios fragmentos de cerámica, un clavo de hierro y parte de un posible molde de fundición metalúrgico…

Hoy las visitas se han multiplicado. Familiares, amigos y una periodista se interesan por nuestro trabajo en un punto perdido dentro de Tralocastro. Una de ellas destaca el esfuerzo invertido y el buen ambiente que se respira en la excavación. El componente humano, el equipo, es fundamental en arqueología. Todo esto es posible gracias a una vocación y a una pasión común por las denostadas Humanidades (plural de humanidad, no lo olvidemos).

Hasta mañana: día 6.

El “misterioso” muro de “sector de círculo”. Foto: Eloy Taboada.

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